La página ayuda a comprender el
por qué de una campaña de oración en este momento, en el que el Santo Padre
llama a la Nueva
Evangelización , una disposición aparentemente más activa que
contemplativa. Benedicto XVI sabe que sin oración no hay vida. La oración da
luz para reconocer nuestra pequeñez ante la magnitud de nuestro quehacer, y nos
pone en actitud de suplicar la ayuda divina antes de ponernos en camino.
Más aún, el Rosario Misionero, que permite hacer un recorrido espiritual por los cinco continentes, ha
sido la herramienta secreta de muchos misioneros, y sigue siendo la oración
preferida de quienes ponen bajo la protección de la Reina de las Misiones, el
mandato misionero de su Hijo.
Decía Benedicto XVI:
“En nuestros
días la misión necesita renovar la confianza en la acción de Dios y una oración
más intensa para que venga su Reino, para que se cumpla su voluntad en el cielo
como en la tierra.
Es necesario
invocar del Espíritu Santo luz y fuerza, y comprometerse con decisión y
generosidad para inaugurar, en cierto sentido, «una nueva época de anuncio del
Evangelio... porque, después de dos mil años, una gran parte de la familia
humana sigue sin conocer a Cristo, y también porque la situación en que se
encuentran la Iglesia
y el mundo presenta particulares desafíos a la fe religiosa» (Juan Pablo II,
Exhort. ap. postsin. Ecclesia in Asia, 29). Por lo tanto me alegra poder animar
el proyecto de la
Congregación para la Evangelización de
los Pueblos y de las Obras Misionales Pontificias que promueven el Año de la Fe. Este proyecto prevé
una campaña mundial que, a través de la oración del Santo Rosario, acompañe la
tarea de evangelización en el mundo y ayude a muchos bautizados a redescubrir y
profundizar la fe”.
Para conocer más puedes leer el Documento Vaticano: "Rosarium Virginis Mariae"