¿Sabes
qué la Obra de
Infancia Misionera se adelantó 100 años en la defensa de los Derechos del Niño?
La Infancia Misionera
es la “obra pionera” en la atención a la infancia. El obispo francés Forbin
Janson puso en marcha en 1843 la hoy conocida como Obra de la Infancia Misionera ,
a la que el Papa Pío XI otorgó en 1922 la categoría de “Pontificia”.
La
Infancia Misionera no
se olvida de nadie; porque si un niño de un país pobre necesita imperiosamente
de la alimentación y la salud, un niño del llamado primer mundo puede estar muy
necesitado, por ejemplo, del cariño y el tiempo de sus padres.
Tuvieron
que pasar 80 años para que otra institución, la Sociedad de Naciones
(predecesora de la actual Naciones Unidas) aprobara el 26 de diciembre de 1924
la primera declaración de Derechos del Niño. Hoy celebramos el Día Universal de
la Infancia
para conmemorar otros dos pasos en el avance de la protección de la infancia: la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la
Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.
A pesar de la importancia de estos hitos, la Infancia Misionera
tiene sobre ellos una visión más profunda que está muy lejos todavía de ser
comprendida. En esta Obra Pontificia, los protagonistas de la ayuda a los niños
son los propios niños. Los niños no son vistos como sujetos pasivos a los que
hay que asistir, sino como seres humanos que tienen mucho que decir y aportar.
Cuando surgió la
Obra de la Infancia Misionera , como sigue sucediendo hoy, se
oían las necesidades de millones de niños en el lejano Oriente. El espíritu de
fe que animaba a sus fundadores suscitó la genial idea de acudir a los propios
niños para aliviar tanto drama. El gran mérito fue dar a los niños un papel
protagonista y activo en el servicio misionero y hacer que ellos mismos
pudieran contagiar de espíritu misionero a su familia, amigos, escuela,
parroquia… Así, se tejió una red social y de evangelización en la que no hay
niños pobres y ricos, sino niños que lo comparten todo: los bienes materiales
(con más o menos posibilidades) y los espirituales.
El espíritu de la Infancia Misionera
suscita un tipo de educación en la que se cuenta con los niños, se confía en su
generosidad y capacidad de compartir, y se pide a Jesús que las desigualdades
entre los niños disminuyan para que todos tengan lo necesario para ser felices.
OMP se une a la celebración del Día Internacional del Niño
para celebrar los avances conseguidos en la defensa de la Infancia , pero alza
también su voz para que se siga trabajando en la defensa de los derechos de los
niños, empezando por el que está en la base de todos ellos: el derecho a la
vida.