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“Para que en todo el continente asiático se abran las puertas a los mensajeros del Evangelio”.
El 22 de mayo el Papa Francisco
recordaba a la Iglesia china y la necesidad de rezar para que
participara en el camino de la Iglesia universal, un deseo que se
extiende a todas las Iglesias de Asia y que ya es una realidad por el
dinamismo misionero de Iglesias como la Filipina, la India y la Coreana.
Lo
hacía en la audiencia general en la plaza de San Pedro, dos días antes
de la memoria litúrgica de la Santísima Virgen María, Auxilio de los
cristianos, venerada con gran devoción en el Santuario de Sheshan en
Shanghai:
“Invito a todos los católicos
del mundo a unirse en oración con los hermanos y las hermanas que están
en China, a fin de implorar de Dios la gracia de anunciar con humildad y
con alegría a Cristo muerto y resucitado, de ser fieles a su Iglesia y
al Sucesor de Pedro y de vivir la cotidianidad en el servicio a su país y
a sus conciudadanos de manera coherente con la fe que profesan.
Haciendo nuestras algunas palabras de la oración de la Virgen de
Sheshan, desearía junto a vosotros invocar a María así: ‘Nuestra Señora
de Sheshan, sostén el compromiso de cuantos en China, entre las fatigas
diarias, siguen creyendo, esperando, amando, para que nunca teman hablar
de Jesús al mundo y del mundo a Jesús’.
Que María, Virgen fiel,
sostenga a los católicos chinos, haga sus no fáciles compromisos cada
vez más preciosos a los ojos del Señor, y haga crecer el afecto y la
participación de la Iglesia que está en China en el camino de la Iglesia
universal”.
Ver en: http://ompes.blogspot.com.es
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