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domingo, 21 de octubre de 2012

Tren Misionero


Bodas de plata del Tren Misionero en Alpedrete: fiesta y oración

Una marea humana inundó Alpedrete ayer por la mañana. 2000 niños y jóvenes se reunieron ayer en el famoso pueblo de la sierra madrileña con motivo del conocido tren misionero, organizado por Cristianos sin Fronteras. Esta edición ha sido especial, ya que se celebraban las Bodas de Plata de esta iniciativa en el marco del recién estrenado Año de la Fe. Por ello, todos llevaban un carné con los datos de su bautismo.



“¿Qué este jaleo?” preguntaba una señora sorprendida a la salida de la panadería. Y no es para menos: cientos de niños aparecían como de la nada desde la estación de Renfe, e iban llenando las calles vacías con su presencia y sus cantos. Durante media hora, los chavales recorrieron las calles del pueblo despertando a los vecinos, camino al parque de El Peralejo, donde iba a comenzar el encuentro misionero. En seguida, la fría mañana de Alpedrete se convirtió en una fiesta. Según iban llegando los grupos, los voluntarios les iban distribuyendo por edades, en áreas divididas por continentes y colores.

Sor Pilar, franciscana, traía  52 niños del Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo de Madrid, y cuenta entusiasmada que no se ha perdido ninguna edición de este encuentro anual. Los participantes venían de 32 colegios, 12 parroquias. Y no sólo de los alrededores. Unos valientes han llegado desde Córdoba, Murcia o Vitoria. “Al principio cuesta un poco venir, pero cuando estás aquí, se te pone la piel de gallina”, afima José Javier Ruiz de Eguilaz, que ha traído un grupo de 28 miembros de Viator, entre ellos un no bautizado: “ha venido porque le han invitado sus compañeros de clase –afirma-, ellos sí que han sido misioneros de la fe”.

Después de una presentación musical, tuvo lugar una reflexión por grupos sobre el sentido de la fe, que traían preparada ya de la catequesis previa enviada por los organizadores. Impresionaba ver el parque lleno de círculos de niños reflexionando. Y los no tan niños, también tuvieron su papel. Cada año, los padres y familiares participan más en esta fiesta, y tuvieron su propio grupo de reflexión. Posteriormente se celebró una emotiva Eucaristía, presidida por D. Anastasio Gil García, director nacional de Obras Misionales Pontificias, que recordó que “el tren misionero no se puede entender si no es en el contexto de la familia”.
Cristianos sin Fronteras es una asociación que nació en 1971. De la mano de Sor Carmela, comenzó la iniciativa del Tren Misionero, que poco a poco se fue consolidando. “Soy muy creativa y artista”, afirma dulcemente Sor Carmela ante la pregunta sobre el origen de la idea. Pero Cristianos sin Fronteras no puede entenderse sin el Padre Valdavida, que destaca que el éxito de estas jornadas está en que los niños entran en contacto con compañeros de otros colegios, a los que no conoce. “Fe, felicidad y fiesta se escriben con ‘f’ de fidelidad”, afirma este sacerdote, después de explicar que los alicientes que más llaman la atención al niño son el viaje en tren, la marcha misionera y el ambiente festivo. “La fiesta es fundamental”, concluye.
El día misionero culminó con una fiesta de envío a la misión. Ya solo queda la celebración dominical de la Jornada Mundial de las Misiones –DOMUND- para dar por terminados los actos preparados por Obras Misionales Pontificias.

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