Ayer sábado los niños de la Diócesis Ciudad Rodrigo, junto con sus familias, catequistas, párrocos y educadores, acudieron a la Catedral.
Era una cita especial, una cita con María. La delegación de Misiones les había convocado para llevar una flor a nuestra Madre, y con su flor, su gratitud y cariño por ser Madre de Dios y Madre nuestra. El pasado curso ya pensamos realizar un acto así, y lo programamos, pero no pudo realizarse por las múltiples actividades de agenda en una diócesis que al ser pequeña, concentra muchos actos en pocos espacios.
Con la ilusión y los nervios propios de estas celebraciones, en que los voluntarios de la Delegación pretendemos que todo salga estupendo, y la finalidad del acto se vea reflejada en la actitud de los propios niños y sus acompañantes, iniciamos la celebración. Don Raúl, nuestro Obispo, que siempre está apoyándonos y mimando las actividades de la Delegación, la presidió.
Y sí, resultó de maravilla. No sólo porque los detalles de la celebración se cuidaron minuciosamente con la dirección y animación del Delegado de Misiones, sino porque lo importante estaba allí: los ojos brillantes de los niños llevando su flor, los rostros de los adultos mirándolos tan contentos, los gestos, la común-unión con los niños que vinieron también de otras localidades de la diócesis, la alegría que nos hizo estallar en aplausos, bailar con las canciones, sonreír y decirle a María, cada uno con nuestro sencillo testimonio, cuánto la queremos.
Y sí, resultó de maravilla. No sólo porque los detalles de la celebración se cuidaron minuciosamente con la dirección y animación del Delegado de Misiones, sino porque lo importante estaba allí: los ojos brillantes de los niños llevando su flor, los rostros de los adultos mirándolos tan contentos, los gestos, la común-unión con los niños que vinieron también de otras localidades de la diócesis, la alegría que nos hizo estallar en aplausos, bailar con las canciones, sonreír y decirle a María, cada uno con nuestro sencillo testimonio, cuánto la queremos.
En los comentarios, alegría. La acogida ha sido numerosa, y superó las expectativas. Tras la ceremonia, los centros florales, los jarrones, las cestas, muestran la cantidad de personas que allí estuvieron.
Lo mejor, estar todos juntos: los coros infantiles y juveniles, los párrocos y sacerdotes, los colegios, los niños, los acompañantes y Don Raúl.
El diez, para la Madre, que nos acogió en nuestro gesto, y que propició la respuesta de todos ellos. Esperamos repetirlo el año que viene, y que para nuestros niños ya sea una cita anhelada, junto con los sembradores de estrellas, la marcha a Ivanrey el día de Infancia Misionera, o el Festival de la Canción misionera. Nosotros solo podemos decir: ¡Gracias Madre!
Más imágenes y noticia en el siguiente enlace.
Lo mejor, estar todos juntos: los coros infantiles y juveniles, los párrocos y sacerdotes, los colegios, los niños, los acompañantes y Don Raúl.
El diez, para la Madre, que nos acogió en nuestro gesto, y que propició la respuesta de todos ellos. Esperamos repetirlo el año que viene, y que para nuestros niños ya sea una cita anhelada, junto con los sembradores de estrellas, la marcha a Ivanrey el día de Infancia Misionera, o el Festival de la Canción misionera. Nosotros solo podemos decir: ¡Gracias Madre!
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