En
medio del dolor, pero también de la satisfacción y la admiración por toda la
labor llevada a cabo en su vida, hemos despedido a nuestra misionera Mari Paz
González Moro. Todas sus hermanas de la Compañía de Santa Teresa destacaban su
profundo espíritu misionero, que quedó al descubierto cuando, tras su
jubilación como catedrática de matemáticas en el Instituto Goya de Zaragoza,
pidió a la Madre General de las Teresianas ser enviada a Misiones. No partió
hacia África, como era su deseo, sino que fue destinada a Venezuela, país al
que llegó en 1994. Ciudad Bolívar, Guacara y San Fernando de Apure fueron
algunos de sus destinos en tierras venezolanas, trabajando en la Escuela de Fe
y Alegría y en todo aquello en que pudiese ayudar a los olvidados del mundo.
Su
salud le impidió permanecer en Venezuela y le obligó a retornar a España en el
año 2010. Como ella misma decía: “me colocaron en una camilla y me metieron en un
avión rumbo a España. De no ser así, nunca hubiese abandonado aquella tierra”.
El
pasado sábado, 27 de julio, por la mañana, abandonaba la residencia de las
teresianas de Ávila rumbo a la casa del Padre.
¡Que
desde aquella morada nos ilumine en nuestra tarea de animación misionera y
aliente a todos los misioneros y misioneras esparcidos por el mundo!