Ayer viernes, 7 de septiembre, conocimos la noticia del fallecimiento de don Anastasio Gil, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias.
En medio de este momento de pérdida, no podemos dejar de dar gracias a Dios por el incansable trabajo de don Anastasio. Quienes le hemos conocido personalmente, nunca olvidaremos su parresía y su entusiasmo al servicio de las Obras Misionales Pontificias, un entusiasmo que durante años contagió a toda la familia misionera, haciéndonos conscientes de lo que nos jugamos cuando hablamos de Misión, cuando hablamos de llevar el Evangelio a quienes aún no lo conocen.
Don Anastasio ha conseguido que todos tomemos conciencia de esta labor identificándonos con ella, luchando contra cualquier inconveniente, superando dificultades y sobre todo, haciéndonos sentir orgullosos de la Misión y de nuestros misioneros.
También queremos tener un recuerdo para nuestros compañeros de la Dirección Nacional que habéis acompañado a don Anastasio en su enfermedad, y que ahora sufrís de manera directa el dolor de su pérdida. Desde nuestra pequeña Diócesis os transmitimos nuestro cariño deseando que continuéis con alegría el camino iniciado. Don Anastasio, que sabemos que descansa poco, seguramente ya estará ayudando desde la casa del Padre.
Descanse en paz.