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viernes, 4 de octubre de 2013

Soy Domund: José Luis Requero

#YoSoyDomund José Luis Requero, magistrado de la Audiencia Nacional. 
El presidente de la Sección 4ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional, destaca de los misioneros su abandono total para ayudar a los más necesitados por amor a Dios. José Luis Requero desearía que su euro para la misión llegara a donde fuera más necesario.


¿Ha conocido alguna vez a algún misionero? ¿Qué es lo que le ha llamado la atención de ellos?

Si, conozco el Domund desde hace muchos años, y también a varios misioneros. Lo que más me ha llamado la atención es que haya personas que estén dispuestas a dejarlo absolutamente todo por una llamada, una vocación divina, y que eso se plasme en un abandono de todo (su tiempo, su vida pasada…). Por esta llamada, el misionero se traslada a lugares lejanos -muchos de ellos peligrosos- no por una tarea puramente humanitaria, sino para ayudar a las personas necesitadas; por el deseo de anunciar la Palabra de Dios y también de ayudarles. En definitiva, el misionero quiere darle a los pobres una vida mucho más fácil por amor a Dios.

¿Por qué apoyar económicamente a un misionero?

Si se es creyente, porque son personas que llevan el Evangelio del Señor hasta los confines del mundo, a lugares recónditos y también peligrosos. Han renunciado a su vida pasada de comodidades, incluso a una vida próspera en sus países de origen. Por tanto colaborar supone el reconocimiento de personas que están dispuestas a dejarlo todo ante una llamada del Señor.
Si yo no fuese creyente apoyaría a los misioneros, aunque fuera por la mera constatación de que hay personas que están dispuestas a entregarse y a ayudar a los demás hasta sus últimas consecuencias enseñando a leer y a escribir, montando dispensarios y hospitales. En definitiva, para hacer el bien.

¿Dónde le gustaría que fuera a parar su euro para la misión?

Yo no soy muy experto en lo que son las labores concretas. Conozco algún caso muy específico. Por ejemplo, tengo al lado de mi casa a los Padres Blancos… A lo mejor se lo entregaría a ellos, porque son las únicas personas que realmente conozco. En cualquier caso, a mí eso me da lo mismo: yo entregaría mi dinero al Domund y ya se destinaría al fin que se crea más pertinente, donde haga más falta. No sé si es en el Amazonas, en el corazón de África o en países de Extremo Oriente. A donde sea más útil, en definitiva.